19 de desembre del 2012

EL FIN DEL MUNDO (tal y como lo conocemos)


El día 21 de diciembre se dan dos efemérides.
 


Por un lado, según el famosos calendario maya, será el fin del mundo, nada grave. Por otro lado, hará 1 año del inicio del fin del Estado Social, bastante más grave. Sí, sólo hace un año que Mariano Rajoy prestó juramento del cargo de Presidente del Gobierno español y vaya la que ha liado en un año. Como para temblar lo que nos espera en los próximos 3 años que le quedan, si los mayas no lo remedian. O sea, que ya sabemos qué es el fin del mundo, al menos del mundo tal y como lo conocemos hasta ahora.

¿Es esto una crítica a Rajoy? ¡Noooooooo!. Rajoy lo está haciendo de puta madre. Está siguiendo el libro de instrucciones al pie de la letra. Lo está haciendo muy bien. Para algunos, claro.
 
Ya expliqué un día que nosotros no somos clase media (leed aquí) somos clase trabajadora, seamos asalariados o autónomos, trabajadores o empresarios. Nos tienen engañados. La clase media no trabaja. Si trabajas, por definición, eres clase trabajadora. Parece de perogrullo, de Barrio Sésamo. ¿Quién trabaja?, los trabajadores. ¿Quién no trabaja? Los burgueses. El PP es un partido para defender y favorecer los intereses de los que no trabajan y que viven del trabajo y plusvalías que generan los demás. Pues eso lo está haciendo muy bien. Lástima que haya habido trabajadores, muchos y los hay todavía aunque cada día menos, que no se den cuenta de eso.

Destruir el estado del bienestar es uno de los instrumentos básicos, imprescindibles, de la derecha dirigente (no sólo la política, también la financiera, la eclesiástica, la mediática, etc.) para hacer que los trabajadores muerdan el polvo otra vez. Para su bienestar (el de los burgueses, la clase media, los que no trabajan y viven del trabajo de otros) es necesario una clase trabajadora productiva, dócil y sometida, obediente, que trabaje a cambio del sustento y poco más y que no ponga en duda sus amos. Que no tenga aspiraciones de que, algún día, ellos o sus hijos puedan ser arquitectos, abogados, notarios, registradores de la propiedad, banqueros o obispos.

Claro, ¿como va ser dócil un trabajador que tiene derechos? derecho a asistencia sanitaria, formación, cultura, educación de calidad, jubilación, derecho a desempleo, vivienda en propiedad, etc. Por eso hay que suprimir esos derechos. Hay que hacer que el trabajador tenga miedo, para que sea sumiso y obediente, que produzca sin rechistar a cambio de un mínimo salario. No tiene que poder llevar a sus hijos a la universidad, que luego salen más espabilados que los suyos. Si se pone enfermo, hace falta una sanidad que le permita volver a producir lo antes posible (lo que ya hacen las mutuas hoy en día), no una sanidad que le proporcione salud y bienestar. Por supuesto, no deben ir al mismo hospital los ricos que los trabajadores, ¡faltaría más! y, si no queda más remedio, pues en habitaciones para ricos o para pobres. Pensión de jubilación o dependencia... ¿Para qué? Los jubilados y los dependientes no son productivos, son una carga para ellos. Si se bajan las pensiones se podrán bajar también las cotizaciones sociales de los trabajadores (que mantienen el sistema de pensiones) y ellos podrán aumentar sus beneficios y su cuenta corriente. Total, ellos ya tienen su buen dinero  y patrimonio y no necesitan una pensión de mierda. ¿Trabajo estable? Ni hablar. Cuanta más precariedad haya, más dóciles son los trabajadores. ¿Justicia? El que quiera un juicio que se lo pague. Ellos no tienen ningún problema. ¿Aborto? Ellos y sus hijos, no tienen ningún problema para irse al extranjero. ¿Policía? Sí, más policía para proteger la propiedad, los bancos, "su" orden público, que repartan leña y torturen, que si los juzgan ya los indultaremos nosotros. ¿Impuestos? Nada de nada, que luego sirven para subvencionar a los trabajadores. ¿Vivienda? Pero, ¿qué se han creído estos curritos? La vivienda de alquiler o con hipotecas de por vida y que, si dejan de trabajar, se vayan a la puta calle. Precariedad, eso es lo que les hace falta.

En fin, como veis estamos ante el fin del mundo (tal como lo conocemos). Según los optimistas en 2013 vamos a comer mierda. Según los pesimistas, no se sabe si habrá para todos. Y Rajoy lo está haciendo bien, muy bien. Insuperable, ni Franco llegó a tanto.