El tema militar y del gasto asociado es un tema que se presta mucho a la demagogia. Ahora que estamos en tiempos duros, la compra de 700 y pico camiones por parte del Ejército es terreno abonado para el tema.
Voy intentar dar mi opinión sobre ello, como siempre, a contracorriente.
Sobre el modelo de ejército primero. España apostó hace algún tiempo por un tipo de ejército profesional y suprimió el servicio militar obligatorio. Creo que fue un error monumental, histórico (¡zas! la primera) y nadie (ni derecha ni izquierda) dijo "esta boca es mía". No sé si es más barato o no, dudo que lo sea, pero desde luego no es mi modelo de ejército. Para mi es volver al modelo medieval de ejército, un ejército de gente que lucha por el dinero, la paga, la soldada. Que mata o muere por dinero. Mercenarios, que defienden la paga, no a su país. Uno de los avances importantísimos de la Revolución Francesa fue la creación de un ejército de leva, popular, que implicase a toda la población en la defensa de su país y ahora parece que eso no es moderno. Hay que volver a las mesnadas de los señores feudales y pagar a alguien (en algunos casos incluso extranjeros) para que nos defiendan. Claro, la "mili" tenía mala reputación porque algunos militares usaban a los soldados para hacerles de conserjes, criados y limpiabotas y, en lugar de cambiar esas asquerosas costumbres, van y cambian el modelo. En lugar de ir a la "mili" a holgazanear, la "mili" habría que verla como un impuesto que se paga, no con dinero, sino con parte de tu tiempo, de tu vida. Igualitario, paga igual el rico que el pobre. Con el mismo uniforme, el mismo rancho, la misma instrucción, independientemente de tu condición social, económica o autonómica. Compartiendo catre, rancho, guardias y arrestos. Aprendiendo lo que significa la disciplina, el compañerismo, levantarse al alba y esforzarse. Los ni-nis tampoco existirían. Para mí el modelo ideal sería parecido al israelí, al suizo o al francés: un cierto período, instrucción militar y a casa, a la reserva, por si acaso. Con profesionales (los mandos), voluntarios y reclutados. Además igual para hombres que para mujeres, por supuesto. Y para los que no quieran servir con armas, nada más fácil: a pasar un período igual de tiempo en otros países (o en el nuestro) haciendo labores humanitarias, de cooperación, enseñando, haciendo misiones de cooperación internacional (véase el modelo francés de "Volontaire du Service National Actif"), haciendo pozos de agua en el Sahel, instalaciones eléctricas en Nicaragua o alfabetizando a somalíes. No haciendo de administrativo o conserje en el ayuntamiento de al lado o en Cáritas, que eso es demasiado cómodo para todos y pervierte el espíritu de servicio asociado a lo que era la Prestación Social Sustitutoria (PSS).
Pero, claro, va un gobierno y suprime el servicio militar y ¡eso es cojonudo para los que tenían que ir, todo eso que se ahorran!, ¡viva Aznar!. Esto es demagogia y electoralismo. Algún lector dirá: “es que yo lo que quiero es que no haya ejércitos!. ¡Coño! ¡Y yo!, y que no haya SIDA, ni hambre, ni cáncer, ni ... pero es lo que hay. Intentemos llevarlo del mejor modo posible, no lo empeoremos.
Sobre el gasto militar hay que ser realista. ¿Qué modelo de país queremos en el campo de las relaciones internacionales? ¿Queremos ser un país del ámbito europeo o no? Pues entonces tenemos que estar tener ejercito, sea español o catalán, que defienda la soberanía (sea la que sea) y participe en las operaciones que el legítimo gobierno del país (sea el que sea) decida. Y eso cuesta dinero. ¿O preferimos soldados con tirachinas y mulos y ser el hazmerreir del mundo?. Pues, hala, a comprar camiones, aviones, carros de combate y fragatas.
La lástima de todo esto es que, con nuestro espíritu pacifista, no hagamos más investigación militar. Sí, sí, investigación militar. Otros países como Francia, por ejemplo, dedican una parte muy importante d su presupuesto a investigación militar, fabrican sus propios barcos, tanques y aviones y además de crear empleo, se ahorran una pasta, exportan (armas, reactores nucleares y tecnología derivada: radar, radio, electrónica, etc.) y son una potencia mundial.
No sé si sabéis que la mayoría de los avances tecnológicos de este mundo moderno tienen su origen en la investigación militar que luego se aplica a la industria civil, como los ordenadores (el primero se hizo para los cálculos de tiro de la Navy), los hornos microondas (se desarrollaron para los radar), los LED para los sistemas de seguimiento de misiles, las comunicaciones por satélite, la Resonancia Magnética Nuclear (los TAG's y similares) y un largo etc.
Lo dicho, y preparados. El ejército sirve, sólo por su mera existencia, sin pegar ni un solo tiro, para evitar que algún país vecino (sobre todo por el sur) tenga tentaciones de agredirnos. es disuarorio. No os riais, no, pensando en lo ridículo del islote de Perejil. La historia reciente nos enseña que, cuando somos débiles política o militarmente, el vecino del sur (o hace unos 200 años el del norte) aprovecha la ocasión para dar un paso al frente e invadir nuestro territorio (los más viejos se acordarán de "La Marcha Verde", cuando Franco estaba en el lecho de muerte) y el día que no seamos capaces de defendernos reconquistarán Granada, y si pueden hasta Poitiers.
Volviendo al hilo, si tenemos ejército que sea de verdad, no de pacotilla, con armamento moderno y que no se averíen los camiones en plena acción porque se les funda la junta de la culata, se queden sin frenos o se les queme el embrague, como si fuera el ejército de Gila.
Eso sí, que tampoco se pasen comprando, sólo lo justo y necesario. Y atentos, porque en el campo militar, como en otros (por ejemplo la construcción de grandes infraestructuras o los fichajes de futbolistas) se mueven cifras muy grandes, intereses muy grandes y comisiones muy grandes. ¡Que el 3% (Pasqual!) de un F-18 es mucho dinero!. Ahí es donde hay que estar alerta.