6 de juliol del 2011

EL CUENTO DEL SUELDO DEL ALCALDE

O aldaldesa, no sea que venga Bibiana Aido y me multe por “lenguaje sexista”. En lo sucesivo, cuando diga alcalde se entiende alcalde o alcaldesa, ¿vale?

Erase una vez, en un  pueblo pequeño de cuyo nombre no me acuerdo (o no quiero acordarme), pongamos de 4000 habitantes, un alcalde que en solidaridad con la precariedad de algunos de sus vecinos y con la crisis existente se fijó un sueldo casi mileurista, pongamos por ejemplo 1300 €. Incluso menor que el de los administrativos (y administrativas) del ayuntamiento que estaba entorno a los 1500 € mensuales o más. Además, se jactaba de lo poco que costaba su cargo a las arcas municipales y todo el mundo estaba muy contento con el alcalde, por su bajo sueldo y lo barato que les salía. Bien es cierto que su gestión era muy poco eficiente (incluso diríamos que claramente deficiente), pero, ¿quién podía exigir más a un alcalde que cobraba menos que un administrativo?.

Llegaron las elecciones municipales y, a pesar de estos méritos a su favor, el pueblo decidió votar a otro nuevo candidato (o candidata, ¡ufff!) que pasó a ocupar el puesto de alcalde. Éste nuevo alcalde se mantuvo el sueldo del anterior, aunque era una miseria, para no ser criticado por sus conciudadanos, muy celosos de lo que cobran los políticos de las arcas municipales (aunque muy poco de la eficiencia con que lo hacen), pero se puso a trabajar de inmediato. De entrada se encontró las arcas vacías y numerosos contratos y facturas por pagar. Empezó a revisar las facturas. Descubrió una de 5000 € por hacer un boletín municipal. Pidió presupuesto para hacer uno y le dijeron que costaría 2000 €. ¿Cómo se había podido pagar 5000 por algo que sólo costaba 2000 €?. Fue revisando contratos y facturas y fue descubriendo rápidamente, en menos de un mes, que su antecesor (o antecesora) había contratado un montón de servicios por precios muy superiores a los que le estaban ofertando las empresas del sector. Y empezó a entender porqué el anterior alcalde se conformaba con un sueldo de 1300 €.

Moraleja: A los alcaldes hay que pagarles un sueldo justo. Si son los máximos responsables de la gestión municipal no deberían cobrar menos que ningún otro empleado a sus órdenes. Probablemente tampoco mucho más. Pero hay que exigirles honradez y eficiencia en su gestión. Y hay que vigilar que sólo cobren el sueldo. Como decía Pablo Iglesias: "Para gobernar hay que elegir a los mejores y más honrados y vigilarlos como si fueran canallas".

Nota final: Aunque esto es un cuento, cualquier parecido con algún pueblo que conozcas NO es pura coincidencia.

Otra referencia: Els sous dels polítics