La relación entre España y Catalunya no va bien, va mal. Es como un matrimonio en crisis. Incluso algunos dirían que se puede comparar a un matrimonio donde los malos tratos hacen presencia.
Una gran parte de los españoles no entienden a los catalanes, nos toleran. Les vamos bien como chivos expiatorios, principalmente lo que viene siendo la derecha española nacionalista y rancia. Los que añoran todavía la España Una, Grande y Libre, que son muchos más de los que lo confiesan. Otros no, simplemente creen que Catalunya es una parte demasiado importante del PIB como para dejarla sola. Da mucho y recibe poco, en proporción al menos.
No entienden que Catalunya tiene una lengua propia, de origen latino y tan antigua como el castellano, y que no es por fastidiar a nadie, es que es la nuestra.
No entienden que tenemos una historia propia, que no es la del Reino de Castilla, sino que es otra, al menos en gran parte. No es por diferenciarnos, es que es diferente.
No entienden que tengamos leyes propias, entre ellas un Código Civil propio, distinto del resto de España. Son nuestras leyes, que arrancan de la más profunda tradición histórica.
No entienden que Catalunya, que hasta la revolución industrial, fue pobre, forjó en los catalanes una idiosincrasia propia, de trabajo, ahorro y superar dificultades que los hidalgos castellanos no tenían. Incluso, para muchos, trabajar era una deshonra.
No entienden que queramos gestionar nuestros recursos económicos, aportando al Estado lo que corresponda en concepto de servicios prestados por el Estado (defensa, embajadas, becas, infraestructuras, etc.) y que estemos hasta el moño de ser los mayores "paganos" de autopistas de peaje, que sólo tengamos AVE para ir a Madrid (o mejor, para que los madrileños vengan aquí).
No entienden que queramos gestionar nuestros recursos económicos, aportando al Estado lo que corresponda en concepto de servicios prestados por el Estado (defensa, embajadas, becas, infraestructuras, etc.) y que estemos hasta el moño de ser los mayores "paganos" de autopistas de peaje, que sólo tengamos AVE para ir a Madrid (o mejor, para que los madrileños vengan aquí).
Y encima, hacemos un Estatut nuevo, moderado, tanto que hasta los independentistas votaron en contra y van y se lo cepillan, según palabras de Alfonso Guerra. Éste, Guerra, insigne socialista, más nacionalista español que Franco y que forma parte de la tropa nacionalista que integran todo el PP, UPyD y buena parte del PSOE, y alguno que me dejo por ahí.
Bueno, a lo que iba. La cosa está mal.
¿Qué soluciones hay? En primer lugar (plan A) que España se convierta de una vez por todas en un estado federal, de verdad. Como la comunidad de mi escalera. Ahora parece ser que mi sueldo lo recibe el presidente de la escalera y me pasa unos eurillos para mis gastos, quedándose el resto él para sus gastos.
No, así no puede funcionar. Yo quiero cobrar mi sueldo y pagar la cuota de comunidad que toque. Y pintar las paredes de mi casa del color que quiero, no del que dice el presidente de la escalera. Y ver el canal que me apetezca. Y hablar, escribir y educar a mis hijos como yo quiera. A esto se le llama solución federal. Lo que sería recomponer las relaciones de un matrimonio en crisis. Lo malo del tema es que para hacer esto hace falta que se lo crean las dos partes, aquí y allí. Y aquí cada vez hay menos (véanse los menguantes resultados electorales del PSC, el único que se cree lo del federalismo) y allí, me parece, que no hay ninguno.
No, así no puede funcionar. Yo quiero cobrar mi sueldo y pagar la cuota de comunidad que toque. Y pintar las paredes de mi casa del color que quiero, no del que dice el presidente de la escalera. Y ver el canal que me apetezca. Y hablar, escribir y educar a mis hijos como yo quiera. A esto se le llama solución federal. Lo que sería recomponer las relaciones de un matrimonio en crisis. Lo malo del tema es que para hacer esto hace falta que se lo crean las dos partes, aquí y allí. Y aquí cada vez hay menos (véanse los menguantes resultados electorales del PSC, el único que se cree lo del federalismo) y allí, me parece, que no hay ninguno.
Y, si esto no funciona, sólo tengo un plan "B" que se llama independencia, el divorcio.
O, si nada cambia, quizás se convierta en plan "A".